De boca en boca y con copa siempre en mano.

Nunca me he enamorado, nunca he querido enamorarme tampoco. La he cagado tanto con las relaciones que creo que el amor siempre va a ser mi asignatura pendiente ni yo estoy hecha para él y tampoco creo que él esté hecho para mi especialmente.

La he cagado tanto de tantas formas e incluso cuando la canción no iba conmigo. Como bien dice Diego Ojeda  "sé que no fui bueno abandoné a otro cuerpo y no me arrepiento /a pesar de toda las heridas ,sé que volvería a hacerlo" y es verdad dejándome en la posición que me deja, no fui fiel en una ocasión, tras 6 meses en una relación me di cuenta de que no era a quien quería, que era solo un amigo que con quien sentía algo en aquel momento era aquel al que llamaba mi mejor amigo y por miedo a los problemas que me caerían encima y por varias copas de alcohol de más, solo pude tomar el camino fácil, el atajo cobarde en contra de los principios y faltar a la confianza que alguien que me apreciaba había depositado en mí. Al final resultó que no tropecé sola, que el también cayó en los encantos de la noche, pero a diferencia de él, yo si jugué con sentimientos. Al final él puso fin, las cosas no tenían sentido se dio cuenta de querer querer yo no le quería y que por quien sentía algo era por otro.


Después vino un tiempo de idas y venidas con aquel mejor amigo, de hoy te quiero pero no me atrevo y mañana ya no me gustas para al final decidir tras romper todo y reconstruirlo mil veces que las ganas y el sentimiento estaban ahí pero que si se empezaba al camino solo nos hundiría a ambos, tanto por separado como juntos y a día de hoy seguimos con ese juego a ver de que lado toca la moneda, sabiendo que por mucho que nos prometamos un futuro, el presente cambia tanto que probablemente no nos encontremos aunque el cine nos sigue mostrando que es posible.
Mientras tanto, tanto que me gusta complicarme y enredarme en situaciones imposibles para cualquier ser normal, pensé que el año pasado era un buen momento para empezar una relación francamente muy peculiar con un amigo, empezó todo como un juego de esos de hoy entre copa y copa pico que te va para luego acabar con besos a escondidas. Pasado un mes de tonterías, las cervezas me hicieron pensar que era un buen momento para empezar algo serio con él. Después de otro més el agobio me inundó (como no) y decidí decir un adiós que al final quedó en un hasta luego, ya que tras romper, a mi cabecita loca se le ocurrió que porqué no empezar con él una relación abierta, una relacion de amigos con derechos, pues ahi me encaminé , durmiendo con el los findes mientras que los jueves seguía probando los sabores de la noche, de boca en boca y con copa siempre en mano. Eso si siempre conociendo él todos los detalles de la realidad que yo estaba viviendo.
Hasta que una noche, encontré a alguien de mi misma residencia a quien decidí darle más que un beso con sabor a licor barato(cosas de ser universitaria) y acabe durmiendo con él. A la mañana siguiente con una resaca del copón descubrí que había ayudado a ser infiel, que con quien había dormido no debería estar conmigo si no aquella a quien llama a día de hoy su novia. Me prometí no volver a acabar con él pero eso no duro hasta la semana siguiente. Jueves otra vez, botella en mano y móvil en la otra, mensaje tras mensaje, recuerdos borrosos y una gran discusión, volví a encontrarle en mi cama y así hasta una tercera vez. 
En agosto tocaron los 19 y en ese momento si que fue el momento de terminar., porque ya no quedaba nada por mi parte, sin embargo él seguía ilusionado como el principio de todo y el cariño que le tengo fue mayor que la comodidad de tenerlo ahí. 
Agosto completamente sola y llega Septiembre, vuelta a la huida, ciudad conocida, noches de fiestas, ganas de ver a aquel que sigue con su novia a pesar de haber dormido conmigo, primer jueves, primera noche en la que se vuelve a repetir el de boca en boca y con copa siempre en la mano, sin embargo hay un sabor amargo, mi yo no borracha esperaba verle, esperaba volver a ayudarle a fallar a una persona, esperaba ver esa sonrisa al despertar con una resaca de esas en las que te prometes que no vas a volver a beber sabiendo claramente que no lo vas a cumplir.




Luego llego el verano, implicaba distancia y creí que era un buen momento para centrarme, para estar sola y decidí terminar con mi relación peculiar, sin embargo mi yo alcohólica pensó que no era el momento y siguió con él cada vez que era el momento de salir de fiesta.



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