Infelices los 4

No sirvió de nada que los dos perteneciésemos a otros cuerpos distintos. A pesar de que lo negábamos, ambos sabíamos que queríamos estar juntos pero ninguno fue lo suficientemente valiente para tirarse a la piscina. Una piscina que no sabíamos si estaba llena o vacía, pero si que nos cambiaría. Ninguno era capaz de controlarse cada vez que nos veíamos, supongo que por eso acabamos reduciéndonos a encuentros no planeados, a vernos de noche en discotecas por casualidades de la vida, culpando al destino de que nos pusiera en el mismo garito.

Cada vez coincidamos volvíamos a lo mismo, a nuestra rutina destructiva de compartir en una noche lo que queríamos compartir todos los días. Nos despedíamos siempre diciendo que esa era la última, que no podía volver a suceder pero volvíamos a caer. Usábamos la escusa del alcohol, como si los chupitos de tequila fuesen capaz de crear lo que fuimos. El tequila solo nos quitaba las ganas de negar lo que ambos sabíamos. 

Destrozamos con nuestra historia a demasiada gente. Hicimos daño a los que no tenían pero no queríamos, y a nosotros que nos queríamos pero no nos teníamos. 

¿Nos llegamos a querer? A día de hoy no lo sé. Me gusta pensar que sí, que nos quisimos de una forma disfuncional y caótica, pero que lo hicimos a nuestra manera. Solo sé que aunque los orgasmos se puedan fingir, no mentía nuestra forma de mirarnos. 

Al final nos reducimos a una infidelidad. Fuimos infieles, no solo con quien nos esperaba en casa. Fuimos infieles con nosotros mismos por no por no ser lo suficientemente valientes para jugárnosla por lo que sentíamos. Nos redujimos a ser un par de polvos borrachos pudiendo  haber sido la historia de amor más bonita jamás contada.

Comentarios

Entradas populares