24 añitos fiera

Hoy es mi cumpleaños y no es un día especial porque cumpla 24 años, sino porque es el primer cumpleaños en mucho tiempo que siento ilusión por el día en que nací. Pase de ser una niña que no podía dormir los días previos a su cumpleaños por los nervios y organizaba el día con meses de antelación a querer borrar los 2 de agostos de cualquier calendario. 

El último cumpleaños que fui una niña feliz fue el de los 21, lo celebré con las dos personas más importante de mi vida y fue el mejor día que cualquiera podría tener. A partir de ese momento, empecé a sentir presión y ansiedad por metas de la vida que ni siquiera quería cumplir. Me empecé agobiar por no tener pareja con la que poder casarme y tener hijos antes de los 28 años (como si en algún momento quisiera tener hijos). Sufrí por no tener trabajo cuando ni siquiera lo buscaba. Empecé a ver mi cumpleaños como un recordatorio de que el tiempo se me acababa y eso que según la esperanza de vida me quedaba más de la mitad de tiempo por vivir.

En el trascurso de los 21 a los 22 pasaron cosas, perdí a la persona con la que quería pasar el resto de mi vida, no quería un presente y menos un futuro así que no cuesta imaginarse que ilusión me hacía cumplir años. Recuerdo perfectamente mi cumpleaños de los 22, estaba triste, no hay otra forma de definirlo. Me pasé el día entero llorando sin salir de la cama escuchando en bucle "cumpliría un año menos" de la Oreja de Van Gogh como si eso fuese a solucionar la situación. Lo único que quería no lo podía tener y decidí tachar el día de mi cumpleaños por ser un recordatorio de un día feliz que sentía que no volvería a suceder.

A los 23 no fue fácil, me hacía mas triste que feliz la idea de celebrar mi cumpleaños. Sin embargo, no dejé que la tristeza controlase mi vida, tomé las riendas y por mucho que me costase y no fuese fácil celebré un cumpleaños sencillo con mis amigos. No sé como lo consiguieron pero con un simple monopoly consiguieron ahuyentar a mis demonios y pude volver a disfrutar como una niña al soplar las velas.

En este año, en el tiempo vivido entre los 23 a los 24 años, he aprendido que el tiempo es efímero y que por desgracia desperdicié más del que debería lamentándome por el tiempo perdido que aprovechando el que me queda por vivir. 

También aprendí tarde pero al final aprendí que lo importante en esta vida no es el tiempo que estás, sino que eres feliz y he tenido la suerte de estar rodeada de gente que han conseguido que lo sea cuando no era fácil. 

Hoy cumplo 24 años, rodeada de gente a la que quiero, he dejado de tener miedo a soplar las velas, no sé si en este año he conseguido ser más inteligente (quiero creer que sí) pero estoy segura de he conseguido volver a ser feliz.

Felices 24 años para mí, espero que cumpla muchos más. 

 


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