¿Y si....?
Pequeñas decisiones que cambian el transcurso de las cosas.
Y si....
¿Ayer me hubieras abrazado? créelo
se habría solucionado.
¿El domingo hubiese decidido volver en vez
de alargar el fin de semana un día más? imagínatelo.
Estaríamos enfadados, no habíamos hablado pero al menos no nos
habríamos decepcionado. (Y eso o cualquier cosa hubiesen sido mejor que esto)
¿El sábado mi orgullo hubiese dejado paso
a la razón? supóntelo.
Hubiésemos estado apoyándonos y
compartiendo preocupaciones que juntos hubiésemos sabido resolver.
Volvamos algo más atrás.
¿Y el viernes?
¿Y si el viernes hubieses echado el valor
que a veces te falta y hubiésemos hablado? piénsalo.
Hubiese acabado todo en una pequeña
riña que con un abrazo habría quedado en el olvido.
¿Y si también yo hubiese decidido no salir
como debería haber hecho?
Yo estaría de mejor humor, mi
espalda hubiese estado en mejores condiciones, yo no te habría visto irte con
otros después de haber estado ignorándome, tú y yo hubiésemos acabado
compartiendo nuestra semana.
¿O si tu hubieses empezando todo con un
hola, que tal? yo habría sentido que te preocupas por mí, los dos habríamos
quedados satisfechos.
¿Y si...? y si tantas cosas que no han
sido porque ambos hemos elegido escoger las peores decisiones respecto a nosotros.
Es triste tantas posibilidades, tantas oportunidades de arreglarlo y tan solo
una de matarlo y ambos sin querer hemos acabado con el revólver en la mano. Apuntándonos,
mirándonos, aguantado viendo quien podía más, hasta que tu decidiste disparar.
No te culpo por ello, te comprendo, sé que no te puse las cosas de la mejor
manera posible y que empatía fue lo que falto.
No te culpo de acabar de todo, nunca lo
haré créeme.
Te culpo del como, porque hay formas y
formas.
Hay maneras y tú escogiste la peor, decidiste
hacerme daño. Yo nunca sería capaz de intentar causarte ningún mal de forma
intencionada. Porque me duele estar sin ti, me duele pensar que esto es el principio
del fin o simplemente que ya no hay nada más que intentar reparar porque ya no
queda nada.
Pero me duele más tu decepción, porque
confiaba en ti más que en mí. Porque ahora hay un hueco dentro de mí que no sé
ni cómo ni si seré capaz de rellenar porque nadie había llegado hasta
donde tú lo habías hecho. Tú fuiste el Robert Peary
de mi verdadero yo, y ahora queda solo el frio.
Comentarios
Publicar un comentario